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martes, 29 de mayo de 2012


VARIABLES CRÍTICAS DE LA FORMACIÓN EN RED
Julio Cabero (2006). Bases Pedagógicas del elearning. enlace al articulo

La tecnología es la que da comienzo a la acción formativa, y debe ser lo más amigable y flexible posible, 
pero en sí misma no es la variable crítica del sistema. 

La experiencia docente más allá del aula de clases crea un espacio formativo dependiente de variables que se interrelacionan entre los contenidos, el rol del docente, el rol del estudiante, estrategias didácticas, herramientas de comunicación, aspectos organizativos, eactividades, y  modelos de evaluación, para una efectiva praxis del proceso de enseñanza y aprendizaje. Asimismo las variables garantizan el éxito de las acciones educativas apoyadas en la red,  por tanto deberán percibirse en interacción y no de forma aislada.



El papel del profesor es importante, también lo es el que desempeña el alumno, ya que, si él no modifica el
papel tradicional de receptor pasivo en la formación y se convierte en un receptor activo y consciente de la misma, la acción educativa fracasará. Al mismo tiempo es importante que el estudiante esté automotivado para el estudio.


Meyer (2002), tras revisar diferentes investigaciones, pone de manifiesto que los estudiantes en red deben poseer una serie de características distintivas, como son la motivación, la independencia y la autosuficiencia como estudiante, como variables que influyen en el aprendizaje obtenido por los estudiantes.  

También es necesario que el estudiante domine ciertas técnicas de trabajo intelectual, sobre todo las referidas al estudio independiente y a la realización de acciones apoyadas en el trabajo colaborativo.

En definitiva, el estudiante de e-learning deberá dominar una serie de destrezas: conocer cuándo hay una necesidad de información, identificar esta necesidad, saber trabajar con diferentes fuentes y sistemas simbólicos, dominar la sobrecarga de información, evaluarla y discriminar su calidad, organizarla, tener habilidad para la exposición de pensamientos, ser eficaz en el uso de la información para dirigir el problema, y saber comunicar la información encontrada a otros.

Por otra parte, aunque la enseñanza en red se realiza en el ciberespacio, ello no significa que no exista una estructura organizativa; es más, ésta llega a ser más compleja que la necesaria para la enseñanza presencial, dada la poca experiencia que tenemos en estos contextos para controlar las diferentes variables, y por lo difuso y la cantidad  de variables que suelen incorporarse en estos entornos.

Las respuestas organizativas que se dan a aspectos como la ratio profesor-alumnos o la diversidad de personas se necesitan para poner en funcionamiento acciones educativas apoyadas en la red, sistemas de apoyo establecidos para profesores y alumnos, etc., influirán sobre la calidad de la acción educativa que pongamos en funcionamiento.

Por otra parte, la instrucción virtual demandará que los usuarios cuenten con un mínimo de competencias instrumentales

Al mismo tiempo esta estructura organizativa e institucional será de máxima importancia, por ejemplo, para
conseguir la movilidad virtual de los estudiantes; aunque además de la misma se requerirá la colaboración
entre diversas instituciones. Esta movilidad virtual posiblemente sea uno de los grandes retos que tendremos
que asumir para la utilización de la teleformación dentro del Espacio Europeo de Educación Superior.

También las estrategias didácticas que apliquemos redundarán en la calidad de la acción educativa, y al respecto diversas son las posibilidades que se nos ofrecen, desde aquellas que están referidas a la acción educativa individual hasta las que buscan el trabajo colaborativo entre los diferentes participantes. Ello implicará la necesidad del dominio de un fuerte repertorio de las mismas por parte del profesorado, que irá desde el estudio de casos a los círculos de aprendizaje, pasando por la enseñanza basada en problemas.


Desde el punto de vista planteado, una de las estrategias que debe desarrollarse con la teleformación es el aprendizaje colaborativo y cooperativo, y ello pasa inicialmente por la potenciación de la creación de un sentimiento de comunidad entre los diferentes participantes, que será al mismo tiempo la base de una comunidad virtual. Estas comunidades servirán, entre otras funciones, para resolver una de las variables que más influye en el fracaso de las acciones de e-learning: el sentido de aislamiento y de soledad de los estudiantes. Son comunidades para las cuales el papel del profesor como tutor virtual y e-moderador
será de máxima importancia.

Es conveniente, que se considere a los cambios progresivos de Red han permitido pasar de ser un depositario de información a convertirse en un instrumento social para la elaboración de conocimiento. Como recientemente han señalado Garrison et al. (2005), es importante que, en todas las fases de aplicación, diseño y desarrollo de las acciones de e-learning, los profesores tengan dos tipos de presencia: cognitiva y social.

Y,  las e-actividades  ayudarán a que los alumnos dejen de ser pasivos y se conviertan en activos, y al hecho de que el aprendizaje no se refiera exclusivamente al almacenamiento memorístico de la información, sino más bien a su reestructuración cognitiva; en definitiva, debemos llevar a cabo verdaderas acciones de e-learning y no de e-reading.

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